Destino: el vacío

La humanidad ha intentado sin éxito el desarrollo de inteligencias artificiales dotadas de conciencia. Un éxito parcial en una de las experiencias pasadas provocó unas consecuencias tan desastrosas que se considera necesario trasladar las investigaciones al espacio profundo. Cientos de científicos y expertos en la materia son clonados y tras ser criogenizados, parten en una nave espacial con destino al sistema Tau Ceti, que no cuenta con planetas habitables. Obviamente, la integridad de los clones no es una prioridad. La nave cuenta con una tripulación de seis personas que desconocen la naturaleza de la misión. Se les ha hecho creer que trasladan colonos a un nuevo mundo. Además, el papel de la tripulación es simbólico, pues el control real de la nave lo realiza el Núcleo Mental Orgánico (NMO), que es un cerebro humano removido a un recién nacido deforme y clínicamente agónico, y que mantiene el control directo de la nave. Los administradores de la Tierra generan de antemano problemas y fallas en la nave, para obligar a los tripulantes a conectar los NMO con diferentes configuraciones, y provocar así el nacimiento de la inteligencia artificial, a una distancia segura de la Tierra. Sin embargo, en el séptimo intento, ocurre un evento imposible de predecir.