Las puertas del tiempo

El Tiempo abrió una de sus puertas cierto día en el que la policía de Filadelfia siguiendo la pista de una anónima llamada, sacó del fondo del cauce del río Delaware el mazda azul en cuyo interior apareció el cadáver de Tommasso Ginestra, contable del casino Montedoro y hombre de confianza del Don, Stefano Sciacca.
El informe policial, al ignorarse el hecho, no incluía la desaparición de dos maletines conteniendo tres millones de dólares. Pero era algo que sí conocía el Don porque Ginestra, por orden suya, acababa de recoger aquella importante suma de dinero para ingresarla en un banco de Atlantic City.
El empeño por recuperar el dinero y descubrir la posible traición, propicia que se interponga en el camino del Don el detective Roger McCoy que sirvió en la unidad de Operaciones Especiales en la guerra del Vietnam, lo que ocasiona imprevisibles situaciones y un sorprendente desenlace.